sexta-feira, outubro 27, 2006

¿Cómo le parece?...¿cómo le parece?

Ratas fueron utilizadas como armas por un mendigo para atracar una buseta

El asaltante exigió 10.000 pesos para no dejar a los animales sueltos dentro del vehículo. El miedo y la repulsión de los pasajeros le permitieron recoger mucho más.

La buseta acababa de pasar frente a la sede principal de la Policía Metropolitana de Bogotá, por la calle sexta y con rumbo al occidente, cuando el hombre subió al vehículo, saltó por encima de la registradora y sacó de los bolsillos de su chaqueta las poco convencionales 'armas'.

Entre los 15 pasajeros de la buseta se encontraba Nelly de Bedoya, una ama de casa de 52 años que volvía a su casa tras hacer unas compras en el centro y que, según confesó, pasó "un susto enorme".

"Era un tipo alto, delgado, de pelo rizado, con barba de varios días y, aunque no estaba sucio, sí se veía descuidado en su presentación. Y como ahora los conductores andan encerrados en esa división que tienen las busetas y con el radio a todo volumen, el chofer ni se dio cuenta de lo que estaba sucediendo".

Según la testigo, las dos ratas eran de un tamaño considerable, el sujeto las tenía cogidas por el lomo y se las acercaba a la gente para asustarla.

Algunos pasajeros, en especial las señoras, comenzaron a gritar y se subieron a las sillas. Un señor sacó un billete de dos mil pesos y se lo ofreció: "Tome esta plata y no moleste más". Pero el tipo le respondió: "No. Son 10 mil o suelto las ratas".

"Con una rata en cada mano y con toda tranquilidad -continúa la testigo- el tipo iba recogiendo dinero. Luego se fue hasta la puerta trasera, timbró, el chofer paró la buseta y él se bajó muerto de la risa".

"Su desfachatez llegó al punto de que luego de bajarse, nos mostró las dos ratas desde la acera y nos hizo muecas", dijo Nelly.

El episodio ocurrió sobre las 3:30 de la tarde y la Policía dijo no tener antecedentes de un caso similar.

"Todos en la buseta se quedaron callados y los otros 20 minutos de viaje los pasé pensando en los extremos a los que ha llegado la inseguridad en esta ciudad", concluyó la señora de Bedoya.


Tomado de EL TIEMPO

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